A veces con la Bibliobici hasta arriba de libros, el cierzo decide que es buen momento para hacerme una visita sorpresa. Y en esos instantes, más que pedalear, parece que estoy a punto de despegar.
Hay vientos que empujan fuerte pero también te enseñan a agarrar el manillar con más decisión, a reírte en mitad del vendaval, y a seguir pedaleando, aunque las páginas se agiten.
Así que, si alguna vez sientes que el viento te quiere llevar, recuerda: ¡ajusta bien tus libros, sujeta el manillar y disfruta del viaje! Porque las mejores historias se escriben enfrentando al cierzo y riéndote en el intento.
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.¡Feliz día de la Bicicleta! ¡Cumplimos 20 años de lecturas sobre ruedas!
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